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El Trastorno por Déficit de Atención o Hiperactividad (TDAH) es un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad.
Actualmente, la clasificación internacional de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) establece los criterios para les diagnóstico de este trastorno que tiene tres subtipos: el tipo preferentemente inatento, el tipo preferentemente hiperactivo-impulsivo y el mixto o combinado.
Para poder realizar un diagnóstico certero, se tiene que evaluar que los tres síntomas nucleares (déficit de atención, hiperactividad e impulsividad) se presenten (1):
1. desde antes de los 12 años
2. con una intensidad y frecuencia superior a la normal para la edad y la etapa de desarrollo del niño.
3. que deterioren o interfieran de forma significativa en el rendimiento del niño en dos o más de los ámbitos de su vida: escolar o laboral, familiar y social.
4. no ser causados por otro problema médico, un tóxico, una droga u otro problema psiquiátrico.
Respecto al género, es más frecuente en los hombres, pero las mujeres presentan peor funcionamiento psicosocial
En muchos casos, el TDAH va asociado a otros trastornos comórbidos. Por ello es muy importante realizar una correcta evaluación psicopatológica de los pacientes, para poder conocer la psicopatología y poder contribuir a una buena evolución y a un mejor pronóstico.
Es importante destacar que una de las comorbilidades más frecuentes es el trastorno por consumo de sustancias. En estudios realizados, los pacientes con TDAH y adicción a las drogas mostraron tendencia a iniciarse precozmente y a experimentar más libremente el consumo de drogas que aquellos pacientes adictos sin TDAH (2).
(1) American Psychiatric Association. DSM-5 Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales-5.
(2) https://www.cat-barcelona.com/uploads/rets/Ret58_2.pdf
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