La idealización consiste en ver de manera incrementada las virtudes de una persona, y por ello nos situamos a nosotros mismos en una posición de inferioridad.
Ocurre cuando solamente nos quedamos con los aspectos positivos de las personas, los cuales exaltamos y subimos a la categoría de semi-dioses. Además ignoramos lo malo o imperfecto que puedan tener y lo justificamos.
Cuando nos enamoramos o cuando iniciamos una relación de pareja es normal que haya una cierta idealización de la otra persona. Sin embargo, algunas personas tienen tendencia a la idealización de los demás.
En ocasiones esta idealización no solamente es de la pareja, sino también de los amigos, de la familia, del entorno laboral…
Por ello estas personas tienen un gran sufrimiento interno ya que al idealizar a los demás, siempre se ponen a ellos mismos en una situación de inferioridad.
La idealización va muy ligada al grado de autoestima que tengas.
Las personas que no se valoran a sí mismas siempre verán por encima suyo a los demás, por lo que la idealización será algo muy frecuente en sus conductas.
Si una persona tiene baja autoestima y no se siente valioso, tendrá tendencia a exagerar las cualidades de los demás, en concreto de la pareja.
Debemos de tener esto muy presente puesto que hay mucho riesgo de acabar presentando dependencia emocional , con los riesgos que ello conlleva.
Si crees que no eres suficientemente bueno para tu pareja y además la tienes idealizada, puedes acabar intentando complacerle en todos los aspectos y haciendo a esa persona tu prioridad.
Y cuando esto ocurre puedes acabarte conviertiendo en un verdaderos esclavo emocional.
Otro de los problemas de idealizar a los demás es que en algún momento este aura de perfección que le hemos dado, se irá debilitando y empezaremos a ver a la persona como realmente es.
Y es en este momento cuando muchas personas se sienten humilladas o engañadas.
Pero es algo que tiene que ver con cómo veíamos nosotros a esa persona y no con algún cambio que haya hecho la persona en sí misma.
Por ello, para no acabar cayendo en la trampa de idealizar a los que nos rodean, debemos trabajar nuestro autoestima de manera que sintiéndonos bien con nosotros mismos no nos veremos inferiores a nuestra pareja.