María Robles Aerofobia o miedo a volar

 

La aerofobia afecta aproximadamente a un 10% de la población (1), sin embargo el porcentaje de personas que puede sentir algún tipo de malestar cuando vuelan en avión puede ascender hasta el 25%. Pero solamente un pequeño porcentaje, un 3% de la población cumpliría criterios de fobia específica o de trastorno fóbico.

El miedo a volar es casi el doble prevalente en mujeres que en hombres y se trata de uno de los miedos más frecuentes y que más consultas motiva.

Los criterios diagnósticos incluyen la presentación de un miedo irracional a la presencia o anticipación de estímulos relacionados con el hecho de volar; la aparición de respuestas de anseiedad intensas frente a la exposición de estos estímulos; la evitación de estas situaciones o que se soporten a costa de una angustia muy elevada, y la presencia de una alteración en el funcionamiento sociolaboral debido a este miedo.

El componente principal del miedo a volar es el miedo a la posibilidad de padecer un accidente aéreo, pero pueden existir más miedos coadyuvantes: miedo a los espacios cerrados, miedo a no controlar la situación, miedo a las alturas…

Lo que produce un miedo irracional es la situación de verse dentro de un avión porque cabe la posibilidad de que pueda producirse un accidente aéreo.

Por ello, la fobia a volar puede ir acompañada de otras fobias específicas, pero sin embargo, no suele acompañarse de otros trastornos ansiosos o depresivos (2).

Sin embargo, no todos los casos de miedo a volar se consideran aerofobia sino que hay diferentes grados de intensidad, y la aerofobia solo se presenta si el pánico es tan intenso que resulta un elemento limitador de la calidad de vida y del funcionamiento normal de la persona.

A pesar de que la probabilidad de que un avión sufra un accidente es increíblemente reducida (1 entre 1,3 millones), estos datos no tranquilizan a la persona que sufre de dicha fobia.

El tratamiento más extendido actualmente es el tratamiento psicológico a través de un programa multicomponentes, que incluye:

  • Información aeronáutica y a cerca de las respuestas de ansiedad
  • Estrategias de control de la activación (respiración, relajación muscular…)
  • Estrategias cognitivas (detección de cogniciones fóbicas, generación de pensamientos alternativos, autoconocimiento…)
  • Exposición en vivo, ya sea mediante un vuelo o por realidad virtual

El tratamiento farmacológico queda restringido al momento de la exposición, siendo una ayuda al tratamiento psicológico.

(1) Tortella-Feliu, M. y Fullana, M.A. (2006). Características clínicas y tratamiento de la fobia a volar.

(2) Tortella-Feliu, M.; Fullana, M.A. y Bornas, X. (2001). Características clínicas del miedo fóbico a volar en avión. Psicología conductual; 9;63-78.

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