María Robles Cocaína Barcelona

La adicción a la cocaína es una de las adicciones más prevalentes en nuestro país. España es de los países europeos donde más droga se consume. Sobre todo destaca en el uso de cocaína y cannabis, en los que está en los primeros puestos en Europa (1). En Europa, 2,3 millones de jóvenes entre 15 y 34 años (el 1,9% del total) han probado la cocaína en el último año. España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor consumo de cocaína, solo por detrás de Reino Unido, Dinamarca y Holanda (2).

La cocaína es la segunda sustancia de abuso con mayor demanda de tratamiento sanitario en Barcelona. Además, Barcelona está entre las ciudades europeas con mayor presencia de la cocaína, según el resultado de un estudio sobre residuos de drogas en las aguas residuales municipales.

¿Qué es?

La cocaína es un estimulante muy adictivo que afecta directamente al cerebro, al sistema nervioso central (SNS), provocando un efecto eufórico inmediato. Es por este efecto eufórico que se la relaciona habitualmente con pasarlo bien. Se empieza a consumir preferentemente durante las noches de fiesta, los fines de semana y en situaciones en las que se busque la inhibición social (mayor detección de cocaína y éxtasis en las aguas residuales de Barcelona los fines de semana) (Bartroli M 2021).

Proviene de las hojas de coca, consumida desde los orígenes de la humanidad, pero  también se puede tratar químicamente, dando lugar a dos tipos diferentes de cocaína: la cocaína en polvo o clorhidrato de cocaína y  los cristales de cocaína o base.

El consumo de la cocaína en polvo se inició desde hace sólo un siglo y es la imagen más conocida socialmente. Puede  ser consumida de manera esnifada o inyectada. Algunos consumidores de coca mezclan este tipo de cocaína con heroína, conociéndose como “speedball”.

Los cristales de cocaína o base son el resultado también del tratamiento químico de las hojas de coca, pero en este caso se les elimina el clorhidrato, dando lugar a una sustancia que se puede fumar, pero que no puede diluirse en agua. Popularmente se la conoce como “crack” por el sonido crujiente que se oye cada vez que se fuma.

¿Cómo funciona en nuestro cuerpo?

Está demostrado científicamente que ciertas zonas de nuestro cerebro se excitan ante cualquier estímulo gratificante, que puede proceder de la comida, el sexo y las drogas de abuso. Una de las regiones más sensibles a la cocaína es la zona del cerebro medio, dónde nacen unas fibras nerviosas que se extienden por el núcleo accumbens, el cual tiene un papel muy activo en la gratificación, recompensa y placer.

El consumo de cocaína  aumenta la cantidad de dopamina (sustancia química que segrega nuestro cerebro ante un estímulo gratificante), y ésta incrementa la actividad cerebral en el núcleo accumbens.

Tras consumir, la cocaína se adhiere a la proteína que transporta la dopamina bloqueando el proceso de eliminación y re utilización de la misma, con lo que se produce una acumulación de dopamina entre las neuronas. Es este exceso de dopamina la que da lugar a una amplificación de las señales que reciben nuestras neuronas, dando lugar al efecto placentero y eufórico de la cocaína. 

Es una sustancia muy adictiva. Una vez pasan los efectos, el recuerdo de haberse sentido eufórico y feliz reaparecerá constantemente.

María Robles Ciclo de la cocaína

¿Qué efectos produce la cocaína a corto y a largo plazo?

En los primeros momentos tras el consumo, sentirse eufórico, feliz y lleno de energía son efectos inmediatos, ya que la cocaína, una vez consumida, va directa al cerebro a través de nuestra sangre. El efecto puede durar de 5 a 30’, según cómo se haya consumido. Es lo que los consumidores denominan “high” o euforia. Cuánto más rápida es la absorción de la cocaína  más intenso es el “high” que provoca, pero el efecto también dura menos tiempo. Una vez pasan los efectos de la cocaína, la euforia puede transformarse en todo lo contrario: enojo, nerviosismo, miedo e incluso paranoias.

A corto plazo, las complicaciones más frecuentes son cardiovasculares, como alteraciones en el ritmo cardíaco y ataques al corazón; efectos neurológicos: aneurisma e infarto cerebral, convulsiones, dolores de cabeza y  coma; y complicaciones gastrointestinales: dolor abdominal y náuseas.

Las muertes ocasionadas por la cocaína suelen ser resultado de un paro cardíaco o de convulsiones seguidas por un paro respiratorio. Se ha demostrado que el consumo simultáneo de cocaína y alcohol es peligroso.

A largo plazo, es cada vez más difícil tener la motivación suficiente para dejar de consumir y conformarse  sólo con las gratificaciones naturales, ya que la cocaína incide directamente en la gratificación inmediata y eufórica. En muchas ocasiones, el cocainómano consume una y otra vez sin parar y en dosis cada vez mayores, lo cual puede provocar irritabilidad, paranoias e incluso psicosis (alucinaciones auditivas y pérdida de la realidad). En cuanto a los efectos fisiológicos, destacan la pérdida del olfato, hemorragias nasales y problemas al tragar si el consumo es por inhalación. En el caso de ser por ingesta, la cocaína puede causar gangrena en los intestinos, ya que reduce el riego sanguíneo. Si es por vía intravenosa, se pueden experimentar reacciones alérgicas, debido a alguno de los aditivos que se agregan a la cocaína, pudiendo provocar la muerte en caso extremo. Otro efecto a largo plazo es la malnutrición, ya que la cocaína es un inhibidor del hambre.

Prevalencia de consumo de cocaína en Barcelona

Las sustancias más consumidas en la ciudad de Barcelona son por este orden: alcohol, tabaco y cannabis, tanto en población adolescente como adulta (Bartroli M, 2020). En todos los casos y edades, la prevalencia es superior en los hombres, salvo en el caso de los hipnosedantes, consumidos mayoritariamente por mujeres.

Si bien la cocaína no está entre las tres sustancias más consumidas, sí que es la segunda sustancia en ser tratada, sólo por detrás del alcohol, a petición del consumidor, en los centros de Atención y Seguimiento a las Adicciones (CAS) de  Barcelona.

Tal y como describen los estudios llevados a cabo por la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB), en los últimos años se ha observado un cambio de tendencia: aumento del consumo de sustancias estimulantes (cocaína) en detrimento de los opiáceos (heroína) y mayor consumo inhalado de  ambas sustancias.

Tratamiento a las adicciones y programas de reducción de daños

En Barcelona, 3.647 pacientes iniciaron tratamiento en los Centros de Atención y Seguimiento a las Adicciones (CAS), en el 2020, por trastorno por consumo de sustancias de abuso.

En los CAS se ofrece tratamiento ambulatorio por adicción al alcohol, opiáceos, cocaína, cannabis, otras drogas y para un diagnóstico de patología dual (coexistencia de una adicción y un trastorno mental). Para todas las sustancias, los procesos de tratamiento incluyen atención sanitaria (diagnóstico y seguimiento), atención psicológica y atención socioeducativa

Los recursos sanitarios destinados a la atención y seguimiento a las adicciones y los programas de reducción de daños se han incrementado en los últimos años, gracias al consenso de los actores políticos de la ciudad y de los diferentes Planes de Acción que la ASPB ha ido realizando cada cuatro años en colaboración con organismos y entidades implicadas en la ciudad. Es lo que se conoce como el modelo de Barcelona, el cual ha apostado por un enfoque de prevención y salud pública en el tratamiento de las adicciones.

Desde el 2017, cada distrito de la ciudad de Barcelona cuenta al menos con un CAS y con programas de reducción de daños, 8 de estos CAS disponen de salas de consumo supervisado. El modelo de Barcelona ha evidenciado que el incremento del número de CAS, de los programas de reducción de daños y de las salas de consumo no ha supuesto una mayor recaída y repunte en las adicciones, y en cambio sí que han disminuido las muertes por sobredosis (Parés-Badell O, 2020).

En 2018 las drogas más consumidas en las salas de consumo supervisado de los CAS de Barcelona fueron: cocaína inyectada (33%), heroína inyectada (25%) combinación inyectada de heroína y cocaína (10%), heroína inhalada (20%), cocaína inhalada (10%), metanfetamina inhalada (1%) y metadona inyectada (1%) (Parés-Badell O, 2020).

Bibliografía adicción a la cocaína

http://www.emcdda.europa.eu

http://www.emcdda.europa.eu/news/2018/5/european-drug-report-2018-highlights_en

Bartroli M, Clotas C, Barbaglia G, Caballé M, Garrido A, Gotsens M, Pasarín M (Reds). Pla d’Acció sobre Drogues y Adiccions de Barcelona 2021-2024. Barcelona: Agència de Salut Pública de Barcelona, 2021

European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (EMCDDA). European Web Survey on Drugs 2021: top level findings, 21 EU countries and Switzerland, 2021. URL: https://www.emcdda.europa.eu/publications/data-fact-sheets/european-web-survey-drugs-2021-top-level-findings-eu-21-switzerland_en

Parés-Badell O, Barbaglia G, Robinowitz N, Majó X, Torrens M, Espelt A, Bartroli M, Gotsens M, Brugal MT. Integration of harm reduction and treatment into care centres for substance use: The Barcelona model. Int J Drug Policy 2020; 76: 102614.

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