El suicidio es el acto por el que una persona de forma deliberada se provoca la muerte. Por lo general es consecuencia de la desesperación derivada o atribuible a una enfermedad física, una enfermedad mental o el abuso de sustancias. No obstante, el más «importante» factor de riesgo individual es el antecedente de un intento de suicidio no consumado. A menudo influyen diversos factores estresantes como las dificultades financieras, los problemas en las relaciones interpersonales o el acoso psicológico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el suicidio es una prioridad de salud pública. El primer informe mundial de la OMS sobre el suicidio, «Prevención del suicidio: un imperativo global», publicado en 2014, procura aumentar la sensibilización respecto de la importancia del suicidio y los intentos de suicidio para la salud pública, y otorgar a la prevención del suicidio alta prioridad en la agenda mundial de salud pública. También procura alentar y apoyar a los países para que desarrollen o fortalezcan estrategias integrales de prevención del suicidio en el marco de un enfoque multisectorial de la salud pública.
Según la nota publicada por la Organización Mundial de la Salud el pasado 24 de agosto, anualmente, cerca de 800 000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. Cada suicidio es una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tiene efectos duraderos para los allegados del suicida. El suicidio se puede producir a cualquier edad, y en 2016 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo.
El suicidio no solo se produce en los países de altos ingresos, sino que es un fenómeno global que afecta a todas las regiones del mundo. De hecho, en 2016, más del 79% de los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos. El suicidio es un grave problema de salud pública; no obstante, es prevenible mediante intervenciones oportunas, basadas en datos fidedignos y a menudo de bajo coste. Para que las respuestas nacionales sean eficaces se requiere una estrategia de prevención del suicidio multisectorial e integral.
Según el informe del Eurostat, España es el sexto país de la UE con más muertes por suicidio. En el conjunto de la Unión Europea se dieron en 2015 un total de 56.229 casos de suicido, de los que la mayoría (el 77%) fueron hombres. En España terminan en muerte unos 9,87 casos de suicidio. Se trata, por lo tanto, de la principal causa de muerte prevenible en este país, que se da con más frecuencia en los hombres (tres de cada cuatros son en varones) y que es la primera causa de muerte entre los 15-34 años.
Estas son algunas de las cifras del suicidio en España:
– Entre 3.600 y 3.700 personas deciden cada año en España acabar con su vida, esto supone 10 muertes al día y unos 2,5 fallecimientos cada hora.
– De los 10 fallecidos cada día, de media 7 son hombres y 3 mujeres.
– La tasa de fallecidos es de 8,5 por cada 100.000 habitantes.
– Las muertes por suicidio duplican a las que producen los accidentes de tráfico y son 80 veces superiores a las que causa la violencia machista.
– Es la primera causa de muerte externa, es decir por causas no naturales, en la población general.
– En la población infanto-juvenil (entre 15 y 29) años es la segunda causa de muerte general por detrás de los tumores.