Delirios, ideas delirantes

¿Qué es un delirio?

Un delirio se puede definir como una alteración seria en las capacidades mentales que genera pensamientos confusos y una disminución de su conciencia sobre el entorno.

Los delirios pueden ser uno de los síntomas positivos de enfermedades como la esquizofrenia.

¿Qué tipos hay?

Delirios de perjuicio.

Es, quizá, el tipo de delirio más frecuente. Su contenido es claro: quien lo padece cree que una persona en concreto, un grupo, o todo el mundo tienen intención de perjudicarle de algún modo. La complejidad del delirio (su estructuración) dependerá del paciente y de la enfermedad de la que nace la idea.

Puede variar desde un simple temor o presentimiento de que algo malo va a sucederle, hasta una idea muy elaborada y sofisticada, como sucede en los trastornos delirantes.

Una variante de este tipo son los delirios de persecución, en los que el paciente se siente observado y vigilado por una persona o un grupo con intenciones de perjudicarle.

Delirios de referencia o autorreferenciales.

Es este un caso muy especial. Más que un delirio es sí, se trata de una interpretación delirante de una sensación extraña para el paciente. Esta sensación consiste en una incomodidad por percibir que objetos o hechos de su entorno adquieren una significación nueva, en el sentido de que parecen estar relacionados con él.

Como se mencionaba antes, la elaboración del delirio varía de unos casos a otros. En algunos, existe simplemente una vaga sensación de que lo que sucede alrededor del paciente tiene relación con el propio sujeto. En otros, el paciente puede interpretar los gestos, las miradas o acciones de la gente de la calle y de su alrededor como dueñas de un significado concreto: le están mirando o le vigilan o le quieren transmitir algún mensaje, o es signo de que algo le va ser revelado. En ocasiones, estas ideas de referencia pueden estar en relación con los medios de comunicación y creer el paciente que recibe mensajes a través de la televisión o de la radio, y que lo que hablan puede tener relación con él.

Delirios de celos o celotípicos

Se trata de la convicción delirante de que la pareja del paciente le está siendo infiel. Habitualmente, la persona con quien la pareja comete adulterio está un escalón social por encima del que el paciente considera para sí mismo: o es más joven y apuesto, o es una persona en una posición social o económica superior…

Delirios erotomaníacos.

Este delirio también ha sido denominado síndrome o delirio de Clérambault. En él, el paciente cree que una persona del sexo opuesto y, habitualmente, de una posición social superior, está enamorada de él. En ocasiones, puede ser una persona conocida por el paciente, pero no tiene por qué, y puede que nunca hayan tenido contacto personal de ningún tipo. El paciente interpreta todo lo que esa persona hace o dice o lo que deja de hacer o decir como signos irrevocables de su amor hacia él. Puede que se considere el único merecedor de las atenciones de esa persona, lo que desencadena celos e ira si, por algún gesto de la víctima, se considera traicionado. Esto puede traer consigo actos peligrosos contra la propia víctima.

Delirios megalomaníacos.

El paciente se cree poseedor de facultades extraordinarias, o bien perteneciente a algún noble linaje o se siente protagonista de una misión especial. Una variante de este tipo de delirios son los delirios religiosos o místicos, en los que el paciente cree tener una vinculación especial con la divinidad o con algún poder extranatural.

Delirios de culpa y condenación.

La persona está convencidos de haber cometido algún mal o pecado y, en algunos casos, se creen deudores de un castigo o temen recibir alguno. Por esta razón, interpretan todo lo que les rodea como una señal de esa penitencia que les va a llegar.

Delirios hipocondríacos.

El paciente está convencido de sufrir una enfermedad e interpreta los signos corporales normales de acuerdo con esta creencia. Aquí, es difícil discernir, en ocasiones, cuándo nos hallamos frente a una idea delirante o, simplemente, frente a una idea sobrevalorada. Un delirio de este grupo es el delirio dismorfofóbico, según el cual, la persona que lo sostiene está convencida de que alguna parte de su físico es fea o desproporcionada.

Delirios de infestación.

En este tipo de delirio, el paciente cree estar infestado por parásitos, que suelen ser pequeños, pero visibles para él. El paciente siente a los insectos correr por su piel y afirma verlos en ocasiones. Este delirio ha sido denominado síndrome de Ekbom.

Delirios de pobreza y ruina.

El paciente cree haber perdido sus posesiones o estar a punto de ello. Junto a esta creencia, se acompañan sentimientos de temor y, a veces, de culpa, por haber dejado a sus familiares en la ruina.

Delirios de negación o nihilísticos.

Se trata de una temática infrecuente por la que el paciente cree que ciertas partes de su organismo o funciones fisiológicas de este han desaparecido. Estos cambios no se operan sólo en su interior, sino que el mundo que le rodea se torna extraño, pierde la familiaridad cotidiana que hasta entonces había tenido para él y llega un momento en que hasta puede desaparecer completamente.

Al final, la persona niega la existencia de todo: de su cuerpo, del mundo real, de sus personas cercanas, de su biografía y hasta de él mismo. Recibió el nombre (delirio de negación de Cotard).

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