María Robles Trastorno Esquizoide de la personalidad

¿Qué es el trastorno esquizoide de la personalidad?

El trastorno esquizoide de la personalidad se caracteriza, a grandes rasgos,  por seguir un patrón de  desapego social y emocional  y por la poca variedad en la expresión de las emociones en contextos interpersonales (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013).

El término “esquizoide” fue acuñado por primera vez por Bleuler para designar un rasgo de la personalidad del individuo que dirige su atención hacia su propio mundo interior, excluyendo el mundo exterior. La morbilidad (cantidad de personas)  que tienen este rasgo predominante se denomina trastorno esquizoide de la personalidad.

El trastorno esquizoide de la personalidad  se incluye  en el Grupo A de los trastornos de personalidad descritos en el  DSM-5  (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013) y, como el resto de trastornos de este grupo (paranoide y esquizotípica), es  difícil de tratar y requiere de atención psiquiátrica y de psicoterapia. A esta dificultad se añade que ha  sido poco estudiado empíricamente, ya que  se diagnóstica muy poco en los entornos clínicos, porque  los individuos con este trastorno rara vez acuden a consulta (Attademo, 2021). Éste es uno de los motivos por los que es difícil conocer la prevalencia de este trastorno en la población mundial que recibe consulta psiquiátrica, aunque algunos estudios la cifran en torno a un 0,3-0,8% (Triebwasser, 2012).

En comparación con los otros dos trastornos de la personalidad del grupo A, algunos autores señalan que en el trastorno esquizoide de la personalidad predominan los  síntomas negativos (anhedonia –poco interés- social e interpersonal)  en comparación a los  síntomas positivos (distorsiones cognitivas y perceptivas).

Criterios diagnósticos del trastorno esquizoide de la personalidad

El trastorno esquizoide de la personalidad suele manifestarse  en los primeros años de la edad adulta y se caracteriza  por cuatro (o más) de los siguientes comportamientos (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013):

1. No desea ni disfruta las relaciones íntimas, incluido el formar parte de una familia.

2. Casi siempre elige actividades solitarias.

3. Muestra poco o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona.

4. Disfruta con pocas o con ninguna actividad.

5. No tiene amigos íntimos ni confidentes aparte de sus familiares de primer grado.

6. Se muestra indiferente a las alabanzas o a las críticas de los demás.

7. Se muestra emocionalmente frío, con desapego o con afectividad plana.

Para diagnosticar correctamente el trastorno esquizoide de la personalidad, éste  no debe producirse en el transcurso  de otros trastornos,  como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el trastorno depresivo con rasgos psicóticos, el autismo,  ni como consecuencia de otra patología.

Los individuos con trastorno esquizoide de la personalidad experimentan poco placer en la vida y se muestran emocionalmente distantes. La timidez/introversión, retraimiento, ensoñación excesiva, evitación de relaciones estrechas o competitivas y el sentirse incómodos si interactúan con otras personas caracterizan a estos pacientes y empeoran con la edad.

El desapego afectivo social y hacia los demás caracteriza a los individuos con trastorno esquizoide de la personalidad

Dificultades en la terapia

El paciente con este trastorno sufre constantemente tres tragedias (Fairbairn, 1954; Gamache & Diguer , 2012): 1) su amor es visto como destructivo; 2) muestra una compulsión defensiva a odiar y a ser odiado, aunque en el fondo desea ser querido; y 3) esta situación conlleva una reinversión completa de los valores morales. Por ello,  toda relación es percibida como peligrosa y debe ser evitada: el individuo con trastorno esquizoide de la personalidad siente miedo a ser devorado si establece relación con alguien (Fairbairn, 1954).

Las principales dificultades que presenta  este trastorno en el inicio de un tratamiento terapéutico son:

El paciente con este trastorno NO responde con agresividad ni hostilidad, pero que actúa a la defensiva, distanciándose y retrayéndose en sí mismo. Ambos comportamientos acostumbran a incrementar sus ansiedades y los sentimientos de pérdida de su propia identidad (Williams, 2010).

Autores como Akhtar son muy críticos con la descripción que el DSM, en todas sus ediciones,  hace de este trastorno, ya que no tiene en cuenta el dilema crónico que vive el paciente con trastorno esquizoide de la personalidad, entre el deseo interno de mantener relación con el otro y el miedo a ser engullido. Para este autor (Akhtar, 1992) los rasgos que caracterizan el trastorno esquizoide son:

Conclusiones

Recientes estudios concluyen  que la falta de apego y afecto de estos pacientes podría deberse a una profunda fragmentación de la experiencia afectiva que vacía las experiencias interpersonales. Pero, y a diferencia de otros trastornos, como el trastorno límite de la personalidad, el individuo con trastorno esquizoide de la personalidad  responde a  la falta de relaciones interpersonales con la creación de  fantasías que le proporcionan  una vida mental rica, en contraste con la pobreza o inexistencia de relaciones interpersonales. Aún y así, se ha demostrado que la calidad de vida de estos pacientes es pobre y que, en las grandes ciudades, está altamente condicionada por variables sociodemográficas y problemas de salud. Por ejemplo, los resultados obtenidos en estudios realizados en albergues destinados a los “sin techo”  han hallado que el trastorno esquizoide de la personalidad es el segundo trastorno más diagnosticado, tras la detección de tuberculosis (Triebwasser, 2012).

La mayoría de los pacientes con trastorno esquizoide de la personalidad  no solicitan ayuda ellos mismos, sino que acuden al médico por algún problema puntual, o bien, por presión familiar. No confían en el otro y tampoco en las terapias, porque estas requieren de una comunicación interpersonal profunda, nada más alejado de su voluntad. El desapego social y emocional se incrementa a medida que también lo hacen las ideas de omnipotencia  (representaciones idealizadas y exaltadas  de sí mismo) y éstas contribuyen a  menoscabar su autoestima, ya que a menudo sus fantasías de ser “todopoderoso”  le causan vergüenza. Este desapego afectivo social y hacia los demás también caracteriza la relación y la complicada contra-transferencia  entre el paciente y su terapeuta. Para el paciente es altamente preocupante escuchar las ideas del terapeuta, tan diferentes a las suyas, y que siente como amenazadoras e intrusivas a su propio mundo interior (Fairbairn, 1954). Los miedos internos del paciente acrecientan su rechazo a la comunicación y terapia dinámica con el terapeuta, provocando que, a menudo, el paciente acabe pensando que la terapia no le es útil y la abandona. En este caso el paciente considera la huida como la única vía de supervivencia psíquica.

Para evitar el abandono terapéutico es clave entender los miedos, silencios, la  habilidad comunicativa pobre y las ambivalencias  de estos pacientes. Si bien no acostumbran a acudir a las consultas clínicas –porque no solicitan ayuda y se niegan a cualquier acercamiento-, son individuos que sufren muchísimo y algunos estudios sugieren que el desapego que demuestran es en realidad una intensa necesidad de los otros (Attademo 2021).

Bibliografía

Akhtar S. Broken Structures: Severe Personality Disorders and Their Treatment. Northvale: Jason Aronson Inc, 1992.

Asociación Americana de Psiquiatría. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. Arlington, VA: Asociación Americana de Psiquiatría, 2013.

Attademo L, Bernardini F, Spatuzzi R. Suicidality in Individuals with Schizoid Personality Disorder or Traits: A Clinical Mini-Review of a Probably Underestimated Issue. Psychiatr Danub 2021; 33(3):261-265.

Fairbairn WRD. An Object-Relations Theory of Personality. New York: Basic Books, 1954.

Gamache D & Diguer L. Treatment of Schizoid Personality Disorder: Reflections of a cinephile. Sante Ment Que 2012; 37(1):135-155.

Triebwasser J, Chemerinski E, Roussos P, Siever LJ. Schizoid Personality Disorder. J Pers Disord 2012; 26(6):919-926.

Williams P. Psychotherapeutic treatment of Cluster A personality disordes. In: Clarkin JF, Fonagy P, Gabbard GO, eds. Psychodynamic Psychotherapy for Personality Disorders: A Clinical Handbook. Whashington DC: American Psychiatric Publishing, Inc, pp: 165-185, 2010.

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