El trastorno adaptativo es la respuesta emocional o conductual excesiva e inadaptada ante una situación de estrés grave o persistente.
Las respuestas de las personas con este trastorno ante un factor estresante no se ajustan a las reacciones esperadas social o culturalmente: se consideran excesivas o que perduran demasiado en el tiempo. Los estados de malestar y alteraciones emocionales que caracterizan este trastorno interfieren en el funcionamiento y actividad social de la persona que lo sufre (CIE-10, 2000), sintiéndose incapaz de realizar sus tareas diarias
Los síntomas que le caracterizan son (APA. DMS-5, 2013; WHO. CIDI-11, 2004):
El trastorno adaptativo suele manifestarse junto a otro trastorno psíquico, generalmente coexiste con la depresión o la ansiedad y es la respuesta a un factor estresante que puede ser: un cambio significativo en la vida del individuo provocado por una separación, cambio de trabajo, diagnóstico de una enfermedad grave, jubilación, etc., o bien, haber vivido un acontecimiento traumático que repercute intensamente en su experiencia vital, como la pérdida de un ser querido, ser migrante o refugiado, etc.
Un agente estresante siempre es la causa de un trastorno adaptativo.
A menudo las personas que lo padecen se sienten incapaces para planificar el futuro y tienen dificultades en llevar a cabo su rutina diaria.
En los adolescentes, se caracteriza por ir acompañado de trastornos conductuales disociales (conductas insensibles, egoístas, agresivas, etc.) y en el caso de los migrantes, tiene como factor estresante el “shock” cultural que sienten al vivir en un país que no es el suyo y de experimentar un proceso de duelo (pérdida de los apoyos sociales, culturales y familiares).
La duración de un trastorno adaptativo puede variar significativamente de una persona a otra y depende de varios factores, como la naturaleza del estresor, el apoyo social disponible, las estrategias de afrontamiento utilizadas y la capacidad individual para adaptarse a las situaciones difíciles.
En general, se considera temporal y se espera que remita una vez que la persona haya enfrentado y se haya adaptado al estresor o haya encontrado formas más efectivas de lidiar con él.
En algunos casos, puede resolverse en cuestión de semanas o meses, especialmente si se reciben intervenciones adecuadas, como terapia psicológica o apoyo emocional. Sin embargo, en algunos casos, el trastorno adaptativo puede persistir durante períodos más prolongados.
Si los factores estresantes continúan o si la persona no encuentra una forma efectiva de adaptarse, el trastorno adaptativo puede convertirse en una condición crónica o evolucionar hacia otros trastornos de salud mental, como la depresión o la ansiedad.
Es importante señalar que el tiempo de recuperación es muy personal y no existe una duración fija o predeterminada.
El trastorno adaptativo se encuentra en todas las culturas y en todos los grupos de edad y es frecuente que se diagnostique en atención primaria y en consulta de salud mental.
La prevalencia en población general oscila entre el 11-18%, diagnosticados en atención primaria, y el 10-35%, diagnosticados en consulta psiquiátrica (Casey, 2009), siendo las personas que recientemente han perdido su trabajo y las personas en duelo los dos grupos dónde se da mayor prevalencia (O’Donnell, 2019). Los militares y los niños son otros dos grupos poblacionales con alta prevalencia de este trastorno.
El DSM-5 diferencia los siguientes tipos, atendiendo al protagonismo de uno u otro síntoma:
Estudios realizados durante los últimos veinte años presentan la psicoterapia, sobre todo la terapia cognitivo-conductual, como tratamiento eficaz para el trastorno adaptativo con sintomatología leve. Para los casos más graves, y siempre bajo supervisión clínica, se ha demostrado el beneficio que aporta el uso de psicotrópicos, como las benzodiacepinas o los antidepresivos junto con la terapia cognitivo-conductual
Sí, este trastorno está estrechamente relacionado con el estrés. Se considera una respuesta psicológica y emocional anormal a un factor estresante o a una serie de eventos estresantes en la vida de una persona.
Ocurre cuando una persona tiene dificultades para adaptarse o manejar de manera efectiva el estrés asociado con una situación estresante específica, como problemas laborales, problemas financieros, problemas familiares o situaciones traumáticas. La intensidad o la duración de la respuesta emocional y el deterioro en el funcionamiento diario son desproporcionados en relación con el estresor.
Es importante destacar que el trastorno adaptativo no es lo mismo que el estrés normal que experimentamos en la vida cotidiana. El estrés es una respuesta común y esperada ante las demandas y presiones de la vida, mientras que el trastorno adaptativo implica una respuesta desproporcionada y persistente al estrés que causa un malestar significativo y afecta el funcionamiento general de la persona.
El diagnóstico se realiza principalmente a través de una evaluación clínica realizada por un profesional de la salud mental, como un psicólogo o un psiquiatra. El proceso de diagnóstico puede incluir los siguientes aspectos:
Evaluación de los síntomas: El profesional realizará una entrevista detallada para recopilar información sobre los síntomas que estás experimentando. Esto puede incluir síntomas emocionales, cognitivos y físicos asociados con el estrés y la dificultad para adaptarse.
Historial clínico: El profesional también puede revisar tu historial médico y psicológico para descartar otras condiciones médicas o trastornos de salud mental que puedan estar contribuyendo a los síntomas.
Identificación del estresor: Se examinará el estresor o los estresores específicos que han desencadenado los síntomas y se evaluará la relación entre el estrés y la respuesta adaptativa.
Duración y gravedad: El diagnóstico de trastorno adaptativo implica evaluar la duración y la gravedad de los síntomas en relación con el estresor. Los síntomas deben ser desproporcionados o excesivos en relación con la situación estresante y causar un deterioro significativo en el funcionamiento diario.
Es importante tener en cuenta que el diagnóstico requiere descartar otras condiciones médicas o trastornos de salud mental que puedan estar presentes. Además, los criterios específicos de diagnóstico pueden variar según el sistema de clasificación utilizado, como el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) o la CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades).
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